Ayer 3 de los 4 miembros fundadores de este Ateneo asistimos a una comida de confraternización navideña con compañeros de trabajo. El que faltaba anda por ahí, en paradero desconocido, pero no se teme por su vida. La celebración tuvo lugar en un conocido restaurante de Cádiz extramuros, cuyo nombre rima con mano. Allí degustamos desde productos manufacturados del cerdo, pasando por gambitas (quien las pudo probar) y terminando con un copazo por cuenta de la casa. En medio de comentarios y chascarrillos pudimos comprobar que a estas cosas vamos los de siempre y faltan también los de siempre.
Una vez terminada la comida, por mediación de uno de los socios fundadores pegamos el recalón en un paf cercano. Allí cada uno degustó los licores y aguardientes que quiso. Esto fue el calentamiento de motores para afinar nuestras gargantas y atrevernos con un karaoke. Allí hicimos el Karaote, sobre todo uno de los nuestros que intentaba cantar con sonidos guturales.
Rematamos con un mojito, un último intento en una sala de discos, donde pudimos ver a cantidad de viejas glorias intentando acompasar sus movimientos con el ritmo chunda, chunda más moderno. En fin, una jornada para recordar.
Aquí haciendo un alto en la comida.