Y aquí está. 20 arrobas de berraco auténtico, con más grasa que una tuerca de astilleros. Esta criatura no defeca; hormigonea y expulsa morteros de expansión controlada. El tío deja los vateres con un enfoscado a la manta que es la envidia de todas las comunidades de vecinos. El bicho es capaz de comerse de una sentada el rancho de un regimiento de Regulares. En fin una criaturita que nos ha tocado en gracia. Nos ha tocado el Gordo.
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